LA ECONOMÍA POLÍTICA DE EXCLUSIÓN SOCIAL (la realidad de los de abajo)
Desde tiempos coloniales, el status quo de las élites ha sido caracterizado por la concentración de riqueza. A través de los siglos, los hacenderos, oligarcas, terratenientes y latifundistas, la nueva clase financiera y la nueva clase narco-capitalista, han hecho todo lo posible para mantener y aumentar su privilegio. La violencia se ha demostrado como el instrumento más eficaz de las élites para sostener el proceso de acumulación y concentración de capital.
Es por ello que para los de abajo, la democracia se reduce a dos alternativas: morir por la bala o morir por el hambre. Pues la guerra siempre ha estado con ellos, sea la guerra sucia o la guerra económica. Para los de abajo, la guerra siempre ha sido el estatus quo. Una guerra de la clase oligárquica diseñada para despojar al pueblo de su tierra, de sus trabajos, de sus recursos, de su cultura, de sus sueños.
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- Colombia es la segunda sociedad
- después de Brasil - con mayor desigualdad en el ingreso en América
Latina;
- El quintil más rico (el 20% de la población) concentra el 52% de los ingresos; - El 20% más rico de la sociedad es 26.3 veces más rico que el 20% más pobre; - El 75% del crédito comercial está otorgado por el sistema financiero comercial está en manos de 2000 personas; |
- Cerca del 80% de la tierra más fértil está en poder del 1.5% de los propietarios.
- El 60% de los 44 millones de colombian@s viven sumidos en la pobreza;
- 11 millones viven en condiciones de miseria total o indigencia (es decir, con menos de 1 dólar diario);
- En el sector rural, los niveles de pobreza sobrepasan al 80%;
- El 60% de la población económicamente activa no participa en la economía formal (a pesar de que el Estado los contempla cuando calcula el nivel de desempleo);
- El desempleo supera al 25%.
Para la economía neoliberal, los de abajo sobran, no son necesarios, estorban el proceso de acumulación y concentración de riqueza. De acuerdo a los de arriba, los de abajo deben resignarse pacíficamente a su condición de marginados, pues es el orden natural de las cosas ya que su recompensa se reserva para el otro mundo. Los problemas empiezan cuando los de abajo insisten en su derecho a la organización y movilización para exigir condiciones de una vida digna y en defensa de sus múltiples proyectos de vida y esperanza.